“…Aparecen así dos especies de música: una evoluciona paralelamente al proceso del tiempo ontológico, lo penetra y se identifica con el, haciendo nacer en el espíritu del auditorio un sentimiento de euforia, de “calma dinámica”, por decirlo así. La otra excede o contraría este proceso. No se ajusta al instante sonoro. Se aparta de los centros de atracción y de gravedad y se establece en lo inestable, lo cual la hace propicia para traducir los impulsos emocionales de su autor. Toda música en la que domine la voluntad de una expresión pertenece a este segundo tipo. …”
Stravinsky, Segunda conferencia sobre poética músical, Universidad de Harvard.
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