domingo, 1 de noviembre de 2009

Beethoven por Wagner II (1870)


"...Mas nunca le agradó nada, excepto la pasión que le dominaba: jugar con las formas de su mundo interior con la habilidad de un mago. Y es que el mundo exterior se borró por completo para él, no porque la ceguera lo sustrajera a su mirada, sinó porque la sordera lo apartó en realidad de su oído. Era ése el único sentido por el que el mundo exterior ejercía aún algún poder sobre él. Pues para sus ojos ese mundo había muerto desde hacía largo tiempo. ¿Qué podía ver el soñador extasiado cuando recorría las bulliciosas calles de Viena, mirando fijamente hacia delante, con los ojos muy abiertos, guiado por el único mundo que aún permanecía vivo en él, el de la armonía?.
La aparición de la sordera, y su posterior agravamiento, es para él causa de un terrible tormento, que engendra una profunda melancolía. Sin embargo, una vez que el mal resulta irreversible, hasta llegar a impedirle seguir una ejecución musical, no se deshace en desgarradores lamentos. Tan sólo su relación con el mundo se verá afectada. Pero el mundo jamás había tenido el menor atractivo para él, y desde ese momento le dará la espalda con mayor firmeza... "

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