"El gozo de ejercer tal fuerza provoca, en el artista la ironía. Cualquier sufrimiento humano se desvanece ante la satisfacción infinita que le produce manejar a su antojo la existencia. Brahma, el creador del mundo se ríe de sí mismo, consciente de su propia ilusión. La inocencia recobrada juega maliciosamente con el aguijón de los pecados expiados: la conciencia liberada se burla del tormento que la obsesionó.
Jamás ha habido arte en el mundo capaz de producir creaciones equiparables en serenidad a las Sinfonías en la mayor y en fa mayor o a las obras, semejantes a aquellas por su inspiración, del periodo glorioso de su sordera total. Lo primero que experimenta el oyente es una sensación de liberación de todos los pecados; después, se da cuenta de que ha perdido el Paraíso y, de este modo regresa al mundo de las apariencias. Esas admirables obras nos invitan al arrepentimiento y a la expiación, en el sentido más profundo de la revelación divina. "
Jamás ha habido arte en el mundo capaz de producir creaciones equiparables en serenidad a las Sinfonías en la mayor y en fa mayor o a las obras, semejantes a aquellas por su inspiración, del periodo glorioso de su sordera total. Lo primero que experimenta el oyente es una sensación de liberación de todos los pecados; después, se da cuenta de que ha perdido el Paraíso y, de este modo regresa al mundo de las apariencias. Esas admirables obras nos invitan al arrepentimiento y a la expiación, en el sentido más profundo de la revelación divina. "
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