sábado, 31 de julio de 2010

Borges y la muerte


Es el pensar exageradamente en la muerte una forma de evadir la médula del tema, pienso mucho en el caso de Borges, quien con mucha simpatía hablaba sueltamente de cielos e infiernos, de su cansancio para con la vida, de su año de prorroga que pidió cuando cumplió ocho décadas, para terminar algunos proyectos y luego morirse, con esa frase intelectualmente brillante, pero humanamente inentendible “Morir es una costumbre que tiene la gente”. Ese hombre murió asustadísimo, según una entrevista que leí hace un tiempo a su empleada doméstica de su último tiempo, la que hacía lo que hacerse en el lecho de muerte de Borges, “Murió agarrado del respaldo de la cama”. Dijo la mujer, de quien no puedo ahora recordar el nombre.
¿Es suficiente tomar la muerte con una efervescencia intelectual que nos libre del problema físico que ataña el dejar de existir?.

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